Las áreas de cultivo, una clave para el desarrollo de soja y trigo HB4
La soja y el trigo transgénicos fueron desarrollados gracias a la identificación de un gen del girasol: el HaHB4, que se encarga de brindarle a la planta su respuesta favorable ante la falta de agua.
La tecnología HB4 fue desarrollada para reducir el impacto de las sequías en los cultivos de soja y trigo. Hace unos años, Bioceres se alió con la compañía estadounidense NSIP para identificar cuáles son las regiones más propensas a sufrir esta anomalía climatológica. El objetivo principal fue el de optimizar la producción para garantizar el abastecimiento de cara al comercio.
Una alianza estratégica
A comienzos de 2021, Bioceres comunicó una importante noticia: la decisión de la compañía de empezar a trabajar en conjunto con Nature Source Improved Plants (NSIP).
Con sede central en Ithaca, Nueva York, NSIP es una destacada empresa de biotecnología. Entre sus funciones se encuentra el mejoramiento genético y la producción de material vegetal eficiente, todo esto aplicado en diversos cultivos.
En el acuerdo se estableció que NSIP emplearía todas sus herramientas de tecnología de optimización con un objetivo determinado: el de mejorar la investigación y la detección de las áreas de cultivo más propensas a sufrir sequías.
También que la investigación se centraría en mercados internacionales clave. De esta forma, Bioceres contaría con información más precisa para optimizar su tecnología de soja y trigo HB4, y también para trabajar en nuevas variedades de la misma.
El contexto del acuerdo
La compañía con sede en Rosario, Santa Fe, se posiciona a nivel internacional como líder en materia de agrobiotecnología. Su aporte al desarrollo de la tecnología HB4 y su titularidad de la patente justifican el espacio que ocupa.
El acuerdo con NSIP se dio en un contexto global en el que Bioceres se acercaba a la autorización para comercializar su tecnología sin limitaciones.
Si bien fueron patentadas en 2012 y aprobadas por el gobierno argentino en 2015, la soja y el trigo HB4 debieron esperar años para su comercialización. La clave: que China y Brasil, los mayores importadores de estos cultivos, debían dar primero su aprobación.
El aporte de Bioceres
En cuanto a la empresa argentina, su compromiso en el acuerdo fue el de trabajar por un desarrollo eficiente de la tecnología HB4 existente y de nuevas variedades.
La optimización de semillas para el cultivo de trigo y soja es el primer beneficio. Gracias a esto, también se mejora y se acelera la siembra, la producción y la comercialización a nivel internacional.
Gerónimo Watson habló entonces desde su lugar como Director de Tecnología de Bioceres y explicó el compromiso que asumía la compañía. Habló de acelerar la disponibilidad de productos y de fortalecer las relaciones comerciales, sobre todo con Estados Unidos.
También acentuó la importancia de detectar cuáles son las áreas más propensas a padecer las sequías. Ya que son estas donde se deben concentrar los esfuerzos de los cultivos HB4.
La importancia de las áreas de cultivo
La tecnología HB4 fue desarrollada a partir de una investigación que comenzó Raquel Chan a mediados de la década de 1990. Con su equipo de científicos, la prestigiosa bioquímica argentina se propuso estudiar la manera en que las plantas se adaptan al medioambiente.
Los investigadores eligieron como modelo al girasol por la mayor adaptabilidad al entorno que presenta en comparación con otras especies. Fue así como identificaron el gen HaHB-4, que es el responsable de darle a esta planta su característica tolerancia a la falta de agua.
La buena respuesta a las condiciones de estrés hídrico es el principal diferencial de los cultivos transgénicos. La aparición del trigo y la soja HB4 se da en un contexto en el que la crisis climática aumenta la cantidad y la duración de los fenómenos de sequía.
Al mismo tiempo, el incremento de la población mundial aumenta la exigencia en materia de demanda de alimentos.
Conocer cuáles son las regiones más propensas a sufrir de sequías es necesario ya que allí es donde se deben enfocar los esfuerzos. Es decir, donde conviene centrar la siembra de cultivos transgénicos.
También es importante predecir en la medida de lo posible las zonas que se verán más afectadas en el futuro. Es el primer paso para lograr cultivos eficientes que garanticen la producción y el abastecimiento para el comercio local y el exterior.