El impacto de la tecnología HB4 en el mercado agrícola
Brasil y China son los principales importadores de trigo y soja, respectivamente. Ante la expansión de los cultivos transgénicos, los productores agrícolas expresaron la necesidad de tener en cuenta a cada uno de los países que importan desde Argentina.
El desarrollo de la tecnología HB4 significó un avance en materia de soberanía tecnológica en Argentina. Los cultivos transgénicos transformaron el panorama del comercio tanto a nivel nacional como internacional. La mayor productividad agrícola es un hecho, pero para la comercialización de los eventos se necesita de la aprobación de los países importadores.
Soberanía tecnológica
La tecnología HB4 se desarrolló a partir de un trabajo que realizaron en conjunto instituciones de los sectores público y privado de Argentina. La colaboración se dio entre el CONICET, la Universidad Nacional del Litoral, el Instituto de Agrobiotecnología del Litoral y la compañía Bioceres.
Es una demostración de los resultados que se pueden lograr a través del apoyo y del financiamiento en las investigaciones del campo científico-tecnológico.
También es un avance en materia de soberanía tecnológica. Los eventos HB4 son los primeros de tipo transgénicos en ser desarrollados de forma íntegra en el país. Y supone un nuevo rol para Argentina en el marco del mercado agrícola internacional.
La desregulación
La aprobación de la tecnología HB4 en Argentina se dio en dos instancias. En 2015, la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) dieron el visto bueno del evento transgénico.
Cinco años más tarde, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios hizo lo propio, pero con una importante aclaración: que la desregulación para la comercialización dependía de los principales importadores de los cultivos.
La referencia era a Brasil y China, los mayores importadores de trigo y soja, respectivamente. Y también afectaba a la comercialización a nivel nacional, ya que si los países mencionados no compran, la producción a gran escala con cultivos transgénicos carece de sentido.
Fue uno de los motivos por el que muchos productores agrícolas no terminaban de aceptar la tecnología transgénica. Pero tras la aprobación de Brasil y China, los vistos buenos se multiplicaron, lo que se observa con claridad en la cantidad de participantes que se sumaron al programa Generación HB4.
¿Qué pasa con los mercados restantes?
Brasil y China no son los únicos países que importan trigo y soja desde Argentina. Por el lado de los productores, se manifestó otra preocupación: la de prestar atención a los mercados restantes.
De la misma manera en que Bioceres trabajó por la aprobación de los principales importadores, también se buscó la aceptación de otros países.
Hasta el momento, los que aprobaron la soja transgénica son Brasil, Estados Unidos, Paraguay, Canadá, China y Sudáfrica. Por su parte, el trigo HB4 cuenta con la aceptación de Brasil, Paraguay, Colombia, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Nigeria, Sudáfrica e Indonesia.
El impacto en la productividad
Los eventos transgénicos de la tecnología HB4 se destacan por presentar una mayor tolerancia al estrés hídrico. Son cultivos que brindan una respuesta más favorable a la escasez de agua y también a los altos niveles de salinidad de los suelos.
La productividad es mayor incluso en condiciones ecosistémicas favorables. Ensayos realizados a lo largo de los años demostraron que los cultivos transgénicos brindan mejores resultados que los convencionales aunque no haya sequías.
El sector agrícola es uno de los más beneficiados. Los cultivos HB4 optimizan la producción y permiten campañas más eficaces. De esta manera, se abastece el mercado interno y se obtienen más recursos para la exportación.
Una alternativa en tiempos de crisis
El calentamiento global y la crisis climática generan un aumento de la intensidad y la duración de las sequías. Las producciones se ven afectadas y las pérdidas son económicas y materiales.
Las malas campañas causan desabastecimiento de alimentos, fenómeno que se da en un contexto complejo: el de una población mundial que aumenta de forma constante.
El evento impulsado por Bioceres y el equipo de científicos liderado por Raquel Chan se presenta como una alternativa ante la crisis. Optimiza las producciones de cultivos en tiempos de sequías y garantiza el abastecimiento de productos alimenticios ante una cantidad cada vez mayor de seres humanos.