Así es el proceso de evaluación de los cultivos transgénicos en Argentina
Argentina es un país pionero en la adopción de cultivos transgénicos: comenzó a utilizarlos a mediados de los años 90. Gracias al desarrollo de la tecnología HB4, la primera que es 100% nacional, logró posicionarse a la vanguardia mundial en materia de biotecnología.
El proceso de evaluación de los cultivos transgénicos en Argentina es el mismo tanto para los que son desarrollados en el país como para los que son adoptados desde el extranjero. La aprobación puede llevar varios años, tal como ocurrió a nivel local con la tecnología HB4.
Un país a la vanguardia
En los últimos años, Argentina trascendió a nivel internacional por el desarrollo de la tecnología HB4. Impulsada por Raquel Chan y su equipo de científicos, y apoyada por Bioceres, es la primera en ser lograda de forma completa en el país.
El evento transgénico propone el cultivo de soja y de trigo tolerantes a las sequías y a los altos niveles de salinidad de los suelos. El rendimiento comprobado hizo que se consolidara en el plano nacional y que también se expandiera a nivel mundial.
Pero la soja y el trigo HB4 no son los primeros cultivos transgénicos que se utilizan en el país. Por lo contrario, Argentina tiene una tradición con los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) que se remonta a la década del 90.
Los cultivos transgénicos de Argentina
El alto nivel de adopción que tiene el país con los cultivos transgénicos se debe en buena medida a los beneficios que estos aportan. La optimización de recursos económicos y el mayor rendimiento en las campañas son algunos de los más destacados.
Las variedades con las que se trabaja son numerosas. Soja resistente a herbicidas, maíz y algodón tolerante a los insectos, y alfalfa con menor contenido de lignina son apenas algunos ejemplos.
El Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio) remarca que Argentina no solo es un país pionero en el uso de cultivos transgénicos, sino que es uno de los que más los utiliza a nivel mundial.
Indica, por ejemplo, que en 2019 Argentina se ubicó en el tercer lugar de los países que más sembraron cultivos transgénicos en el año, por detrás de Estados Unidos y Brasil.
También sostiene que casi el 100% de la soja, el 100% del algodón y el 98% del maíz que se cultivan en el país son de tipo transgénico.
Lo hace a partir de datos del Servicio Internacional de Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología (ISAAA), de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y del entonces Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Así es el proceso de evaluación
Ya sean internacionales o desarrollados en el país, la aprobación de los cultivos transgénicos en Argentina se da a través de tres instancias en las que intervienen distintos organismos regulatorios.
Uno de ellos es la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), la cual estudia los riesgos que puede implicar para los ecosistemas y el medioambiente la utilización de los cultivos en cuestión.
Otra de las autoridades regulatorias es el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Como su nombre lo indica, evalúa las consecuencias que el cultivo transgénico y los productos elaborados a partir de este presentan para la salud de los seres humanos y los animales.
Por último, se encuentra la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios, la cual analiza los efectos que la comercialización de los eventos transgénicos puede generar en los mercados.
Un proceso largo
El caso de la tecnología HB4 permite tener una idea del tiempo que puede demandar un proceso de evaluación de cultivo transgénico.
El evento de Bioceres recibió la aprobación en dos partes. La primera de ellas tuvo lugar en 2015, cuando CONABIA y SENASA dieron su visto bueno.
Para la aprobación final se debió esperar hasta 2020. En noviembre de aquel año, la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios completó el proceso. Y lo hizo con una condición: que para poder comercializar el evento a nivel internacional se debía contar también con el visto bueno de Brasil y China.
La aclaración respondió a que son los principales importadores de trigo y soja de Argentina, respectivamente. Ambos países dieron sus aprobaciones tras procesos largos y rigurosos y en la actualidad la tecnología HB4 continúa con su crecimiento a nivel mundial.