Perú y el debate por la aprobación de la siembra de cultivos transgénicos
En 2020, un especialista ya se había manifestado acerca de la necesidad de permitir la siembra de cultivos transgénicos en Perú. En aquel momento se calculó que la ley de moratoria generaba una pérdida de 1000 millones de dólares al año para los productores agrícolas.
En Perú existe una ley que prohíbe la siembra de cultivos transgénicos hasta el año 2035. Ángel Manero Campos, actual ministro de Desarrollo Agrario y Riego del país, planteó la necesidad de permitir los OGMs en el sector agrícola, sobre todo con el maíz y el algodón. Su propuesta se suma a la de otros expertos que destacan las pérdidas económicas que genera la medida.
Una cuestión actual
La moratoria de Perú que no permite la siembra de cultivos transgénicos en el país hasta 2035 ha generado una serie de debates en los últimos años.
Uno de los más recientes se dio en mayo de este año, cuando Ángel Manero Campos se pronunció sobre la cuestión en un discurso que brindó en el Congreso de la República.
El actual ministro de Desarrollo Agrario y Riego marcó la necesidad de rever la ley mencionada. En concreto, solicitó que se adelante el fin del plazo establecido que prohíbe la siembra de OGMs.
Las razones son varias. Una de las más destacadas consiste en el avance de las importaciones de productos agrícolas, las cuales generan grandes pérdidas económicas tanto para los productores como para el país.
Importaciones y declive de producción
Manero Campos expresó que la prohibición debería levantarse al menos con dos cultivos transgénicos: el maíz y el algodón.
Sobre el primero indicó que el país importa año tras año entre 600 y 800 millones de dólares. En cuanto al algodón, recordó el declive de su producción en Perú: dijo que se pasaron de producir 250 mil hectáreas a apenas 10 mil.
Por otra parte, aclaró cuál sería el destino de los eventos transgénicos. Los mismos no estarían pensados para el consumo humano, por lo que no habría implicancias en lo gastronómico.
Perú y los OGMs
El ministro peruano también reconoció la validez de todos los argumentos que se plantean en torno al debate. Sin embargo, aprovechó su discurso para dejar en evidencia lo que para él es una serie de contradicciones.
Dijo que los habitantes del país ya comen productos elaborados a partir de cultivos transgénicos, ya que el maíz y la soja que se importan son de este tipo.
En una línea similar, agregó que los pollos y los cerdos que se consumen en el país son alimentados con productos transgénicos importados.
Por último, finalizó diciendo que la propuesta de sembrar cultivos transgénicos no implica un riesgo para la biodiversidad de Perú, ya que la idea es permitirlos en zonas específicas, que presenten las condiciones apropiadas.
Un antecedente
En 2020, el doctor Enrique Fernández Northcote ya se había manifestado en una postura similar a la del actual ministro de Desarrollo Agrario y Riego.
Por entonces, la ley de moratoria llevaba 8 años de vigencia. Y el investigador decidió centrarse en las pérdidas económicas que la medida había generado en todo el período.
Fernández Northcote expresó que la prohibición había afectado a un total de 700 mil productores agrícolas dedicados al algodón, a la papa y al maíz amarillo duro. Y agregó que la pérdida económica ascendía a los 8 mil millones de dólares, cuando la implementación de los cultivos transgénicos habría requerido una inversión de USD 6,7 millones.
Grandes beneficios
La adopción de los cultivos transgénicos presenta numerosas ventajas. Una de ellas consiste en el crecimiento económico, que se manifiesta tanto para los productores agrícolas como para el país.
Para Perú implicaría menos gastos ya que reduciría las importaciones. Incluso sería una posibilidad de obtener ganancias a futuro. Es lo que ocurrió en Paraguay: gracias a figuras como Mohan Kohli y al desarrollo de variedades de trigo transgénico, el país sudamericano logró cubrir la demanda interna y generar un excedente para exportación.
Pero los beneficios de la agrobiotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos van más allá de lo económico. Los eventos transgénicos se posicionan como una alternativa de cara a dos graves problemáticas que enfrenta el mundo en la actualidad: la crisis climática y la creciente demanda de alimentos.