China y la apuesta por la biotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos
China es el mayor productor de trigo a nivel mundial y uno de los más importantes si se consideran todos los cultivos comerciales en su conjunto. La apuesta por la biotecnología se presenta como un puente hacia el cumplimiento de objetivos como la seguridad y la soberanía alimentaria.
Desde hace unos años, China se encuentra en un proceso de apertura a los beneficios que ofrece la biotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos. El fenómeno implica la importación de eventos transgénicos provenientes de otros países, como es el caso de la tecnología HB4. Al mismo tiempo, el gigante asiático apuesta por desarrollos locales con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria y de combatir los efectos de la crisis climática.
Cambio de paradigma
El pasado de China en lo que se refiere a la biotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos no difiere de la situación de muchos otros países, que aún se aproximan a la idea de los eventos transgénicos con cierto recelo.
Sin embargo, la situación para el país asiático ha cambiado de forma considerable en los últimos años. Con la idea de optimizar la producción, China se encuentra atravesando una instancia de apertura a desarrollos transgénicos de distinto tipo.
El maíz, la soja, el algodón y la papaya son algunos de los eventos transgénicos que se han aprobado con fines comerciales. La soja y el maíz, por su parte, también integran el grupo de los cultivos autorizados para importaciones.
Y la lista no se detiene: las variedades transgénicas que aprueba o evalúa aprobar el gigante asiático son cada vez más, lo que marca una clara postura en relación a desarrollos de estas características.
Desarrollo nacional
China no solo presenta una apertura a eventos provenientes de otros lugares del mundo: también se encuentra apoyando la investigación científica local y cuenta ya con distintas variedades transgénicas desarrolladas en el país.
Una de las más destacadas es la de un trigo desarrollado a partir de CRISPR, una de las técnicas más novedosas en materia de edición génica. El cultivo en cuestión presenta una mayor resistencia a enfermedades tales como el mildiu polvoriento, que en China suele generar pérdidas de rendimiento de hasta el 40%.
La edición génica es otra de las claves de la novedosa postura de China frente a los OGMs. A diferencia de técnicas como la transgénesis, acelera los procesos de investigación y trabajo y puede dar resultados en menos tiempo.
Los motivos
China es uno de los mayores productores agrícolas del mundo y encabeza, por ejemplo, el listado de los que más trigo cosechan a nivel global.
En los últimos años se ha encontrado con una serie de dificultades que no son propias del país, sino que afectan a todos los territorios del planeta. Una de ellas se refiere a la crisis climática que genera grandes pérdidas en las campañas de los cultivos. Otra responde a la necesidad de abastecer de alimentos a una población en estado de crecimiento constante.
La apuesta por la biotecnología agrícola moderna responde entonces a la necesidad de incrementar la producción de alimentos. El fenómeno genera beneficios económicos que también explican el cambio de paradigma por parte de la nación asiática.
Una cuestión de soberanía alimentaria
Una mayor producción local supone una menor necesidad de importar cultivos, lo que implica una menor inversión y un crecimiento de la economía a nivel nacional.
El Servicio Agrícola Exterior del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos indica que la producción de maíz en China durante la campaña comercial 2023-2024 alcanzó un récord de 288 millones de toneladas. Sin embargo, la misma no basta para abastecer la demanda interna, lo que obliga a importar entre 20 y 23 millones de toneladas del cultivo.
La seguridad alimentaria va de la mano de la soberanía, y la edición génica se presenta como herramienta para lograr objetivos de semejante magnitud.
Un caso ejemplar
La aprobación de la tecnología HB4 impulsada por Raquel Chan y Bioceres, entre otras partes, y el desarrollo del trigo resistente a enfermedades son dos hechos que representan el alcance de la nueva postura de China frente a los eventos transgénicos.
El caso del país asiático sirve como modelo a seguir por diversas razones. En primer lugar, pone en evidencia las posibilidades que aporta la tecnología transgénica aplicada al mejoramiento de cultivos. En segunda instancia, revela los beneficios que genera apostar por la misma.
Lo ocurrido hasta ahora parece ser el punto de partida. China continúa trabajando en nuevos desarrollos locales y evaluando la aprobación de variedades internacionales. La producción se optimiza y objetivos como la