China recurre a la edición génica para desarrollar una nueva variedad de maní
Los ácidos grasos saturados, también conocidos como ácidos grasos de cadena larga, influyen en la acumulación de grasa y la fijación de colesterol en las arterias. La nueva variedad de maní transgénico permitiría aprovechar las virtudes nutricionales del cultivo reduciendo la amenaza que los AGCL representan para la salud cardíaca.
Investigadores chinos desarrollaron una nueva variedad de maní gracias a la edición génica. El evento se destaca por tener una menor cantidad de ácidos grasos saturados, lo que implica una mejora considerable en la calidad nutricional del alimento. El descubrimiento constituye también un nuevo paso por parte de China en materia de tecnología transgénica.
La importancia del maní
Es uno de los cultivos más destacados del mundo, tanto por la cantidad en que se siembra como por su calidad en tanto producto alimenticio.
Se cultiva en regiones tropicales y subtropicales. Se comercializa para su consumo directo y también para la elaboración de aceite, entre otros productos.
Se destaca por su alto contenido proteico y es una excelente fuente de fibra. Estas y otras propiedades hacen que el maní sea un producto fundamental para la seguridad alimentaria y para la lucha contra la desnutrición.
Sin embargo, también presenta sus contraindicaciones. La presencia de ácidos grasos saturados, también conocidos como ácidos grasos de cadena larga, se vincula con la acumulación de grasa y la fijación de colesterol en las arterias. El riesgo se encuentra en que esto puede representar una amenaza para la salud cardíaca de las personas.
Una nueva variedad transgénica
La biotecnología moderna aplicada al mejoramiento de cultivos trabaja para desarrollar eventos que permitan hacer frente a las condiciones adversas que provoca la crisis climática y también para optimizar la calidad nutricional de los cultivos.
China acaba de dar un nuevo paso en este último aspecto y lo hizo mediante un estudio realizado por científicos del Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales.
El trabajo de los investigadores dio como resultado una nueva variedad de maní. El evento en cuestión se caracteriza precisamente por disponer de una menor cantidad de ácidos grasos saturados, al menos en comparación con las variedades no transgénicas.
El objetivo fue lograr una mejora en la calidad nutricional del cultivo aportando así un beneficio para la salud de las personas.
El proyecto
El estudio definitivo fue publicado a fines de junio de este año y lleva la firma de científicos como Dongxinhuai, Xiaomeng Xue, Jie Wu, Manish K. Pandey y Nian Liu, entre tantos otros.
En el mismo se hace referencia a estudios anteriores, gracias a los cuales se logró identificar un total de 30 genes en el maní que son los responsables de regular el contenido de ácidos grasos de cadena larga (AGCL).
La investigación reciente da cuenta del trabajo realizado sobre 2 de esos genes, ambos reguladores putativos de AGCL.
Los científicos recurrieron a la tecnología CRISPR, una de las técnicas más novedosas en materia de edición génica.
Esta tecnología se caracteriza en que la modificación del cultivo se da en su propia cadena génica. A diferencia de la transgénesis, proceso en el que se inserta un gen proveniente de otro organismo vivo.
Antecedentes
El desarrollo de esta variedad de maní no es el primero que se da en materia de eventos transgénicos en China. Desde hace unos años, el país asiático se está abriendo a los beneficios de la biotecnología moderna y lo hace a través de la importación de productos y del impulso de investigaciones locales.
China ya cuenta con distintas variedades de cultivos transgénicos. Una de las más destacadas es la del trigo que presenta mayor resistencia a enfermedades tales como el mildiu polvoriento.
Tampoco es la primera vez que se desarrolla una variedad transgénica del maní. En 2019 se aprobó en la Argentina un evento que se caracteriza por su resistencia al carbón, una de las enfermedades más graves que padece este tipo de cultivo.
Aquel evento fue desarrollado con el fin de optimizar los rendimientos de las campañas. Al mismo tiempo, pone en evidencia el impacto que la siembra de este tipo de cultivos tiene para la economía: CONICET informaba en 2019 que Argentina comercializa al exterior un total de 800 toneladas de maní al año.