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Las arvejas biofortificadas, un aporte de la biotecnología moderna en la lucha contra la anemia

Las arvejas biofortificadas, un aporte de la biotecnología moderna en la lucha contra la anemia

El descubrimiento de los científicos británicos permitiría desarrollar nuevas variedades enriquecidas en hierro, tanto de arvejas como de otros cultivos como el trigo y la cebada. Sería un avance en materia de seguridad alimentaria, una respuesta frente al grave problema de la anemia.

Investigadores del Centro John Innes descubrieron una clave que permitiría el desarrollo de nuevos eventos transgénicos. Utilizando un mapa del genoma de las arvejas, identificaron los genes responsables del alto contenido de hierro de 2 variedades. El hallazgo haría posible nuevas tecnologías biofortificadas a partir de la edición génica.

Un problema serio

La anemia es una afección en la que la falta de hierro genera una disminución en la cantidad de glóbulos rojos, que son los responsables de almacenar y transportar oxígeno a través de todo el cuerpo. 

Es uno de los problemas de salud más serios que enfrenta la humanidad. La Organización Mundial de la Salud indica que afecta sobre todo a niños pequeños, a mujeres durante su vida fértil, a embarazadas y a puérperas. También calcula que padecen la afección unas 500 millones de mujeres de entre 15 y 49 años, y unos 269 millones de niños de entre 6 y 59 meses de edad.

La biotecnología moderna se presenta como una alternativa para hacer frente a urgencias como esta. Aporta herramientas que permiten mejorar los cultivos tanto en su producción como en su calidad nutricional, garantizando la seguridad alimentaria y el bienestar integral de la población mundial.

Un importante descubrimiento

Investigadores del Centro John Innes lograron un gran avance en materia de seguridad alimentaria y, sobre todo, en la búsqueda por reducir la cantidad de personas que padecen anemia.

Gracias a un mapa genómico de la arveja, identificaron los 2 genes que son responsables de mutaciones previas en el cultivo que presentan alto contenido de hierro. 

El hallazgo permitiría desarrollar una nueva variedad de arvejas biofortificadas, que presentarían hasta 10 veces más hierro que sus pares convencionales, es decir, no transgénicos.

El desarrollo se llevaría a cabo utilizando una de las técnicas más modernas de la ingeniería genética: la edición génica, que modifica la cadena de genes de un organismo sin introducir elementos externos.

Las claves

La profesora Janneke Balk encabezó el equipo de científicos y es la autora de la investigación que dio con el hallazgo. 

Compartió las claves de su trabajo y explicó que apelaron a una técnica de secuenciación de ARN para buscar los genes expresados en cultivos de arvejas con elevado contenido de hierro, y que luego los compararon con plantas de tipo silvestre en los que se observan niveles normales del mineral. 

Tras una serie de estudios y experimentos, el equipo del Centro John Innes identificó los genes responsables de las mutaciones y también sus ubicaciones exactas en el genoma de la arveja. 

Janneke Balk explicó que la investigación abre una serie de oportunidades interesantes debido a que las modificaciones genéticas se podrían aplicar también en otros cultivos, entre ellos el trigo y la cebada.

La clave se encuentra en que, gracias al conocimiento obtenido sobre las mutaciones de las arvejas, es posible elaborar estrategias de edición génicas que mejoren la calidad nutricional de otros alimentos.

Los antecedentes

El trabajo de Balk y su equipo responde a su vez a una extensa serie de proyectos que investigan el fenómeno desde hace unos 30 años.

El objeto de estudio de los científicos se ha centrado en las 2 variedades de arvejas que presentan alto contenido en hierro. Y las investigaciones han sido arduas porque esta legumbre posee un genoma de gran tamaño.

La creación de las 2 mutaciones enriquecidas en hierro se dio en 1990 como consecuencia de un trabajo hecho por científicos alemanes y estadounidenses. Para la secuenciación completa del genoma hubo que esperar casi 30 años: se logró en 2019 gracias a un equipo internacional de profesionales de la Universidad de Australia Occidental. 

El trabajo en equipo y el apoyo sostenido a los proyectos de investigación son claves para obtener resultados exitosos. También son aspectos indispensables para que la biotecnología moderna aplicada al mejoramiento de cultivos continúe brindando alternativas para la producción agrícola frente a problemas graves como el de la inseguridad alimentaria y la crisis climática.