Chile avanza en el desarrollo de un tomate transgénico que ofrece múltiples beneficios
Francisca Parada dio inicio al desarrollo de una nueva variedad de tomate en el marco de su postdoctorado en la Universidad de Chile. Los requerimientos de trabajo la llevaron a centrarse en acciones que den resultado a corto plazo.
En Chile se está desarrollando una variedad de tomate transgénico con el objetivo de optimizar su producción y mejorar su calidad nutritiva. El proyecto está encabezado por Francisca Parada, quien trabaja en el Centro de Estudios Avanzados en Fruticultura (CEAF). La característica más llamativa del evento es que presenta un color burdeos debido a la elevada cantidad de betalaína.
Tomate burdeos
El proyecto aún se encuentra en instancias de desarrollo. Sin embargo, la propuesta es tan promisoria que ya goza de cierta trascendencia en el campo de la biotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos.
El evento transgénico es conocido como “tomate burdeos” debido al particular color que presenta tanto el fruto como sus hojas, sus flores y sus raíces.
También conocido como bordó, el tono se presenta como consecuencia de una mayor cantidad de betalaína en el tomate. Se trata del mismo pigmento que le da el color a la remolacha. Y, en el caso de su consumo, sobresale por sus propiedades antioxidantes, entre otros beneficios.
Un desarrollo integral
El tomate burdeos responde a una necesidad que es propia del mejoramiento de cultivos a través de técnicas de ingeniería genética: la búsqueda de generar frutas y verduras con mayores propiedades nutricionales.
Pero también se presenta como una alternativa de cara a las distintas condiciones de estrés que enfrentan los cultivos en la actualidad: sequías, altos niveles de salinidad de los suelos y más.
En este último aspecto, se asemeja a la tecnología HB4, el desarrollo de Raquel Chan y Bioceres que está compuesto por variedades de trigo y soja que ofrecen una mejor respuesta al estrés hídrico.
Al contar también con mejoras en sus propiedades nutricionales, el desarrollo chileno combina dos de las posibilidades que aporta la agrobiotecnología: la optimización en términos de calidad y de cantidad.
El punto de partida
Francisca Parada es Ingeniera en Biotecnología y Doctora en Ciencias Biológicas. También es la responsable de este desarrollo que tuvo sus inicios a mediados de la década pasada.
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es que surgió en el ámbito académico: Parada comenzó a trabajarlo en el marco de su postdoctorado en la Universidad de Chile.
Finalizada esa etapa, la investigación ahora tiene lugar en el Centro de Estudios Avanzados de Fruticultura (CEAF) de Chile, sitio abocado al trabajo científico y tecnológico en el que Parada se desempeña desde hace un tiempo.
Las motivaciones
Una de las razones por las que Parada comenzó su investigación refiere a la crisis climática y todo lo que esta genera. En especial, la necesidad de las plantas de adaptarse a circunstancias más exigentes, marcadas por el aumento de la temperatura global, la escasez de agua y demás.
Si bien no lo menciona, la seguridad alimentaria también es otro factor que entra en juego: la necesidad de optimizar las producciones responde a su vez al aumento de la población a nivel mundial..
También partió de un caso concreto: el de investigadores alemanes que mejoraron el contenido nutricional del tomate gracias a una mayor presencia de betalaína.
Parada buscó el mismo resultado sumando, a su vez, una respuesta más favorable a las condiciones de estrés mencionadas.
Dificultades y futuro
La ingeniera en biotecnología debió diseñar una estrategia de trabajo centrada en acciones que le permitieran obtener resultados con rapidez. El motivo se debe a que, con fondos postdoctorales, su proyecto se podía extender a lo largo de 3 años.
La circunstancia sorprende más si se tiene en cuenta que, por lo general, los cultivos transgénicos llevan décadas de desarrollo, contando desde el mismo momento en que comienza la investigación hasta que el evento recibe la aprobación de los organismos regulatorios correspondientes.
La investigadora chilena apeló a las tecnologías de edición de genoma, las cuales se encuentran en auge en el ámbito de la agrobiotecnología y se destacan a su vez por posibilitar procesos de menor extensión temporal.
El evento aún se encuentra en instancias de desarrollo. Continúan las pruebas y las investigaciones necesarias para comprobar su eficacia y su seguridad, entre otras cosas.
Una vez que estén dadas las condiciones, la intención de Parada y su equipo del CEAF es aplicar la modificación genética en tomates de circulación comercial. Sumando un nuevo evento transgénico a todos los que ya se usan a nivel mundial.