Científicos buscan desarrollar un árbol genéticamente modificado para optimizar la producción de papel
La propuesta nació a partir del trabajo de dos investigadores estadounidenses: Jack Wang y Rodolphe Barrongou. Ambos crearon Treeco, una startup cuya mayoría de acciones pertenecen a la empresa chilena Arauco.
Un equipo de investigadores está trabajando en el desarrollo de un árbol genéticamente modificado. El objetivo es optimizar la producción de papel mediante un menor uso de energía y una menor contaminación. Wang y Barrongou, los líderes del proyecto, estiman que el evento podría estar listo para uso comercial para el 2040.
Una asociación fructífera
Todo comenzó en 2018, cuando Jack Wang se puso en contacto con Radolphe Barrongou, científico que se especializa en la técnica CRISPR de ingeniería genética.
Para entonces, Wang ya era consciente de que la biotecnología moderna agrícola cuenta con décadas de experiencia. Y creía que era momento de aplicar el conocimiento adquirido para innovar en el terreno de la silvicultura.
También estaba trabajando en una idea de vanguardia: la de desarrollar árboles genéticamente modificados para optimizar la producción de papel y reducir el uso de energía y la contaminación.
Wang y Barrongou se asociaron y crearon Treeco, una startup dedicada entre otras cosas al proyecto de árboles GMs.
Reducir la contaminación
Las expectativas son altas: se espera que el desarrollo transforme la manera en que se produce tanto el papel como otros productos elaborados con madera.
La clave central del proyecto se encuentra en la lignina, una molécula que está en todas las plantas terrestres y que es la que le da al árbol su conocida dureza y rigidez.
La industria del papel utiliza una enorme cantidad de productos químicos y recursos energéticos con el fin de eliminar la lignina de la pulpa del árbol.
ChileBio indica que solo en Estados Unidos, en el marco de esta actividad industrial, se emitieron durante 2022 un total de 31,2 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.
El desarrollo del árbol genéticamente modificado, por lo tanto, supone un beneficio para el medioambiente y una nueva alternativa de cara a la crisis climática.
El experimento
Barrangou explica que desarrollar un árbol de estas características es complejo, ya que no se depende de la activación o desactivación de un solo gen.
Lo primero que hizo el equipo encabezado por Barrangou y Wang fue seleccionar un total de 21 genes asociados con la producción de lignina. Luego, apelaron a las nuevas tecnologías: utilizaron un modelo de aprendizaje automático para analizar un total de 70 mil escenarios de edición génica.
Los investigadores decidieron centrarse en las mejores combinaciones según el criterio de la Inteligencia Artificial. A continuación, concretaron la edición génica mediante la técnica CRISPR.
En total se cultivaron 174 variedades de álamo. Los resultados fueron sorprendentes: en algunas de las opciones, el contenido de lignina se redujo casi a la mitad. Al mismo tiempo, se incrementó la concentración de celulosa, condición favorable para la fabricación de pulpa de los árboles.
Un desafío a largo plazo
El proyecto ya lleva años de trabajo. Aún así, recién se encuentra en sus primeras instancias. Los investigadores saben muy bien que falta mucho tiempo para que se vuelva realidad y también muchos obstáculos por superar.
Todo proyecto de biotecnología aplicado al mejoramiento de cultivos demanda muchos años. En el caso de este desarrollo, el mismo se ve afectado por el tiempo que lleva el crecimiento de los árboles.
Barrangou comparte que el objetivo del proyecto es que para el 2040 ya se produzcan árboles con bajo contenido de lignina y autorizados para uso comercial. Consciente de las dificultades del proceso, agrega que el año en cuestión puede llegar a ser 2050.
A los tiempos propios del desarrollo científico se suman también los obstáculos que enfrentan los eventos genéticamente modificados. Se espera que la idea de un árbol de estas características genere reacciones similares a las de los cultivos y alimentos transgénicos.
Sin embargo, no todos son impedimentos para los investigadores: el proyecto también avanza gracias a distintas circunstancias. Una de las más destacadas es la adquisición por parte de Arauco del 51% de las acciones de la startup.
La empresa forestal chilena decidió invertir en el proyecto y dejó bien en claro su interés por probar los árboles genéticamente modificados en las plantaciones de su país.