Claudio Dunan y el desarrollo de nuevas tecnologías para la producción agrícola
El exDirector de Estrategia de Bioceres destaca el potencial de la tecnología HB4 para hacer frente a la crisis climática y al estrés hídrico. Al mismo tiempo, remarca la necesidad de pensar en cuestiones tales como la seguridad alimentaria mundial.
Claudio Dunan es uno de los grandes impulsores de la tecnología HB4. Socio fundador de Bioceres, trabajó en la compañía durante los años en los que el evento transgénico se desarrolló y se expandió a nivel mundial. Hoy es presidente del Instituto Nacional de Semillas y remarca la importancia de apostar por la innovación y las nuevas tecnologías aplicadas a la producción agrícola.
De Bioceres al INASE
Claudio Dunan es ingeniero agrónomo y posee una extensa trayectoria como docente y en el mundo académico. Es uno de los 23 socios fundadores de Bioceres y se desempeñó en el rol de Director de Estrategia en un período de vital importancia para el desarrollo de la tecnología HB4.
Comenzó en sus funciones en abril de 2011, cuando el evento que nació a partir de una investigación de Raquel Chan y su equipo de científicos transitaba la etapa de patentamiento.
Su trabajo llegó a su fin en diciembre de 2023, cuando se oficializó su asunción como presidente del Instituto Nacional de Semillas (INASE). Para entonces, el evento transgénico ya contaba con la aprobación en Argentina y en distintos países del mundo, tanto para los cultivos de trigo como de soja.
La importancia del trigo
En una entrevista que brindó en 2019, Dunan se refirió a la relevancia que tiene el trigo como cultivo a nivel mundial. Indicó que es el que mayor superficie abarca a nivel global y explicó que es clave tanto para los sistemas productivos como para la economía argentina.
En lo que se refiere al plano local, el ingeniero agrónomo reveló entonces que el trigo generado en la Argentina representaba el 8% de la producción mundial. Además, agregó que el 60% de esta producción se destinaba a Brasil.
Según sus palabras, los rindes de trigo han tenido un incremento constante en las últimas dos décadas. Sin embargo, se mantiene la necesidad de producir este cultivo en mayor cantidad y en mejor calidad.
La resiliencia al cambio climático
Dunan sostiene que las claves para optimizar la producción son varias. La incorporación de más y nuevas tecnologías, la atención a las demandas de los consumidores y la satisfacción de las necesidades de los productores son algunas de ellas.
Son acciones que permiten cumplir con el objetivo de producir más trigo y de mejor calidad. Desde su rol como representante de Bioceres, hizo énfasis en lo que la biotecnología y la edición génica tienen para aportar.
El ingeniero agrónomo también dio a entender que la tecnología HB4 marca el horizonte a seguir. No se trata solo de producir más, sino de optimizar los cultivos de forma sostenible, es decir, con un impacto ambiental reducido.
La cuestión de la seguridad alimentaria
El trigo HB4 y la soja HB4 se caracterizan por ofrecer una respuesta más favorable al estrés hídrico. Son cultivos que brindan un rendimiento mayor a los convencionales (los no transgénicos) en condiciones de sequías y de altos niveles de salinidad de los suelos.
Dunan sostiene que las virtudes de los eventos transgénicos son de gran alcance. En 2022, por ejemplo, se refirió a cómo influyen de manera favorable sobre una de las cuestiones que más afecta a toda la población mundial: la seguridad alimentaria.
Lo hizo en el marco de un panel de debate que tuvo lugar en Mar del Plata y que se centró en la tecnología HB4. Se habló de la necesidad de abastecer a los individuos con alimentos en tiempo presente. Pero lo cierto es que el evento de Bioceres también se posiciona como alternativa de cara a un futuro marcado por el agravamiento de la crisis climática y por el aumento de la población mundial.
Una mirada actual
Ya en funciones como presidente del INASE, el ingeniero agrónomo insiste con la necesidad de impulsar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías en el ámbito de la producción agrícola.
Se trata de brindar al sector en cuestión todas las herramientas que sean necesarias para la optimización de la producción. Al mismo tiempo, se debe entender que la soja y el trigo son los principales cultivos, pero no los únicos. El desarrollo tecnológico y la aplicación de la biotecnología deben alcanzar por lo tanto a otros de los elementos que son fundamentales para la economía local.