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Paso a paso: ¿cómo se desarrolla un cultivo transgénico?

Paso a paso: ¿cómo se desarrolla un cultivo transgénico?

El desarrollo de un cultivo transgénico puede durar décadas. La tecnología HB4 surgió a mediados de los años 90 a partir de una investigación liderada por Raquel Chan. Y recibió la aprobación final en Argentina recién en 2020.

Logros como el desarrollo de la tecnología HB4 sobresalen por los beneficios que aportan para el mundo de la producción agrícola. El mérito se dimensiona aún más si se tiene en cuenta el proceso que antecede al lanzamiento de un cultivo transgénico. La identificación de genes, la transferencia y la evaluación son algunos de los pasos a seguir.

Un proceso complejo

Un cultivo transgénico es un OGM (Organismo Modificado Genéticamente) que recibe la implantación de un gen proveniente de un microorganismo o de otra especie de planta, adquiriendo así nuevas características.

Es resultado de un procedimiento científico compuesto por varias instancias. La primera es una etapa de exploración e investigación. Comprende el planteamiento de objetivos: determinar qué se busca desarrollar y precisar cuáles son las características que interesan en un cultivo transgénico. La resistencia a plagas de insectos y/o al estrés hídrico son dos ejemplos.

Luego sigue la búsqueda de los organismos que expresan dichas características. Sean microorganismos u otras especies de plantas, se deben someter a investigaciones con el fin de identificar cuáles son los genes en cuestión que generan el comportamiento buscado. Y extraer dichos genes.

El trabajo de campo

La implantación en un cultivo transgénico se realiza mediante técnicas de ingeniería genética. Este procedimiento comprende la extracción en el organismo de origen y la introducción en la planta a ser modificada. 

Es lo que en el procedimiento se conoce como transferencia. Implica un proceso de prueba y error. Y la tolerancia a la frustración es clave, ya que no se suelen obtener de entrada los resultados que se buscan.

La siguiente instancia es la de regeneración. Consiste en el seguimiento del cultivo transgénico, en la observación de su crecimiento y de las respuestas que brinda gracias a sus nuevas características.

Una evaluación integral

Garantizada la eficacia del OGM, lo que sigue es un largo proceso en el que se estudian los efectos del desarrollo. Es decir, las consecuencias que genera en diversos ámbitos.

Los aspectos que se evalúan son tres: los efectos en el medioambiente, la seguridad para la salud de seres humanos y animales y la manera en que el nuevo cultivo afecta el mercado nacional y global.

En Argentina esto se observa con claridad ya que son las tres instancias que debe atravesar un cultivo transgénico para recibir la aprobación para siembra, consumo y comercialización.

El caso de HB4

El desarrollo de un cultivo de estas características lleva muchos años de investigación. Desde que el proyecto comienza en un laboratorio hasta que el producto final recibe la aprobación para comercialización pueden pasar incluso décadas.

La tecnología HB4 tuvo su punto de partida a mediados de los años 90, cuando Raquel Chan y un equipo de científicos se propusieron estudiar la manera en que las plantas responden al medioambiente.

Se centraron en las respuestas positivas a factores de estrés como las sequías. Y luego tomaron el girasol como objeto de investigación debido a la tolerancia de esta planta a la escasez de agua.

Chan y sus colegas identificaron el gen HaHB-4, que es el que le aporta al girasol la tolerancia mencionada. Mediante técnicas de ingeniería genética, el gen se implantó en los cultivos de trigo y soja. 

El proceso dio como resultado el desarrollo de una tecnología que es revolucionaria en varios aspectos. Es la primera de tipo transgénico en ser realizada de forma íntegra en el país y funciona para los productores agrícolas como una garantía de cultivos más eficientes y sostenibles.

Programa de mejoramiento

El evento de Bioceres recibió la aprobación final por parte de los organismos regulatorios de Argentina hacia fines de 2020. Desde entonces, continúa con su expansión a nivel nacional e internacional, y también se optimiza como tecnología en sí.

El desarrollo de un cultivo transgénico es un proceso continuo. Al menos es lo que ocurre con el trigo y la soja HB4.

A través de programas como el de Generación HB4, se observa la respuesta de los cultivos en campo y se mide su eficiencia. También se prueban nuevas variedades, que son desarrolladas pensando en las distintas condiciones ecosistémicas del país.

La optimización continua es la prueba del potencial en expansión que presenta la ciencia y la biotecnología. Además, es una respuesta a una necesidad: la de hacer frente a la crisis climática que se agrava con el paso del tiempo.