Raquel Chan y el futuro de la agrobiotecnología en Argentina
La científica argentina indicó que la edición génica puede ser clave de cara a los futuros desarrollos agrobiotecnológicos. Uno de sus proyectos actuales se basa en esta técnica de ingeniería genética.
Raquel Chan continúa trabajando en varias investigaciones vinculadas al mejoramiento de cultivos y al desarrollo de eventos transgénicos. La científica que impulsó el estudio que dio como resultado la tecnología HB4 se refirió a los proyectos en los que está involucrada en la actualidad. El arroz tolerante a la salinidad y el maíz con el gen HB11 son dos de ellos.
Un trabajo permanente
Raquel Chan es una de las científicas más destacadas de Argentina y también una figura reconocida a nivel internacional. Bioquímica especializada en biotecnología vegetal, se desempeña como directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral y como investigadora del CONICET, entre otras cosas.
Es quien lideró la investigación que surgió a mediados de la década de 1990 y que llevó al desarrollo de la tecnología transgénica, compuesta por el trigo HB4 y la soja HB4 que se caracterizan por la tolerancia a las sequías y a los altos niveles de salinidad de los suelos.
A sus casi 65 años, Chan continúa involucrada con la actividad científica y con el desarrollo de la biotecnología agrícola. A fines de 2023 reveló cuáles son los proyectos en los que trabaja y, con esto, reveló algunos de los avances que se podrían presentar en Argentina.
Lo que vendrá
Raquel Chan planteó en primer lugar que es muy difícil anticiparse al futuro y determinar lo que va a pasar. La propia agrobiotecnología es una disciplina que se encuentra en estado de desarrollo permanente. Sumado al trabajo de los investigadores, se descubren cosas nuevas que presentan rumbos inesperados en una primera instancia.
Sí brindó información acerca de algunos desarrollos de cultivos en los que está trabajando y que se encuentran en estado avanzado. Lo que quiere decir que tienen un potencial concreto de llegar a los campos y a los mercados.
Uno de ellos es el maíz con el gen HB11. La investigación es llevada a cabo por científicos del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral y busca que el cultivo presente una mayor productividad y un comportamiento marcado por la tolerancia a las inundaciones y a la defoliación.
La científica que el año pasado fue distinguida con el Premio Científico de la Fundación Bunge y Born también agregó que el mismo gen podría implantarse en soja y arroz con los mismos fines.
La edición génica y el futuro
La tecnología HB4 fue lograda gracias a una técnica de ingeniería genética conocida como transgénesis: se tomó un gen de la planta del girasol y se implantó en el trigo y la soja.
Raquel Chan manifestó que ahora esa misma técnica se puede aplicar para la modificación genética de un mismo organismo: es lo que se conoce como edición génica.
Es una técnica que está en auge en el mundo de la agricultura debido a los beneficios que ofrece. Y la propia científica se encuentra trabajando en un proyecto con esta metodología.
Se trata de un cultivo de arroz que presenta tolerancia a la salinidad. Chan reveló que las plantas ya están disponibles, que se analizaron una vez en campo, pero que aún requiere de realizar varios ensayos.
La dificultad radica en que es un cultivo que crece solo en verano, por lo que se puede observar una sola vez al año en las condiciones apropiadas.
La importancia de la inversión pública
Chan remarcó que, si Argentina es un país líder en materia de agrobiotecnología, es en buena medida porque el sistema público apoyó y financió la actividad científica.
Indicó que el financiamiento público de la ciencia es clave para su desarrollo, y nombró los casos de Israel, Noruega y Corea del Sur como grandes ejemplos.
Para ella, la ciencia debe ser una cuestión de soberanía nacional y no algo vinculado a un partidismo o una política de Estado.
Sin ir más lejos, uno de sus mayores logros (la tecnología HB4) surgió de una investigación sustentada de forma íntegra por financiamiento público. Ya en estado avanzado, apareció Bioceres como aliado estratégico por parte del sector privado. Y esta asociación es la que hizo posible el evento transgénico.