Curiosidades del trigo, el cereal más cultivado del mundo
Las primeras plantaciones de trigo en Argentina se remontan al año 1553. Sin embargo, el cultivo comenzó a ganar importancia en el actual territorio nacional hacia fines del siglo XIX.
El trigo es el cereal más cultivado del mundo y también uno de los más antiguos. Su historia se remonta a unos 10 mil años atrás y llegó a América de la mano de Cristóbal Colón en el siglo XV. En la actualidad existen más de 25 mil variedades. La biotecnología aplicada al mejoramiento de cultivos trabaja para desarrollar eventos que optimicen la producción y permitan hacer frente a problemas como las sequías.
Los orígenes
Bioceres Semillas informa que las primeras variedades de trigo datan de hace 10 mil años en la región del Creciente Fértil, la cual se encuentra comprendida por los actuales territorios de Turquía, Siria e Irak.
Aquellos primeros trigos tenían una sola espiga por planta y no llegaban a medir 50 centímetros. Para tener una mayor noción de lo diferente que eran a las variedades actuales, se puede mencionar que Bermejo HB4, el más alto de todos los eventos de la tecnología HB4, tiene una altura de 95 cm.
Con el paso del tiempo, el trigo se fue expandiendo a distintas latitudes del mundo. Se sabe, por ejemplo, que hace milenios llegó a Egipto, ya que se encontraron granos del cultivo en tumbas de más de 5 mil años de antigüedad.
Su llegada al continente americano se dio más cerca en el tiempo: tuvo lugar a fines del siglo XV, con el segundo viaje de Cristóbal Colón.
Desde entonces, el cultivo continuó desarrollándose de forma sostenida, hasta llegar a convertirse en uno de los más destacados a nivel global.
El trigo en Argentina
El historiador Eduardo Lazzari indica que las primeras plantaciones de trigo en el actual territorio argentino se remontan a mediados del siglo XVI. Más precisamente, al año 1553 con la fundación de Santiago del Estero.
Hoy en día, Argentina es uno de los productores de trigo más destacados de Latinoamérica y del mundo. Pero no siempre fue así: hasta 1870, buena parte de la extensión territorial se dedicaba de forma exclusiva a la actividad ganadera.
El comienzo del siglo XX encontró al país en la posición de ser el mayor exportador de cereales a nivel global. Aunque ya no es conocido como “el granero del mundo”, continúa abasteciendo el mercado interno y exportando.
Una de las claves se encuentra en que el territorio presenta las condiciones propicias para la siembra de cultivos como el trigo. Otra, en la capacidad de los investigadores locales para desarrollar eventos transgénicos de distintas características.
Mejoramiento de genes
La historia del trigo presenta cierto paralelismo con la de la biotecnología agrícola.
Hoy en día es una disciplina más bien conocida por su versión moderna, la que aplica las técnicas de ingeniería genética en el mejoramiento de cultivos. Sin embargo, como conjunto de técnicas de las ciencias biológicas tiene su punto de partida en los primeros agricultores que trabajaron con la modificación de genes de las plantas.
El Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio) sostiene que la biotecnología agrícola también cuenta con unos 10 mil años de historia.
El desarrollo de esta disciplina y la expansión global de cultivos como el trigo coinciden entonces en el impacto que genera el trabajo de buscar variedades mejoradas genéticamente.
Datos actuales
Bioceres comparte que el trigo es el cereal más cultivado del mundo y que en el presente existen más de 25 mil variedades, considerando tanto las transgénicas como las no transgénicas.
También destaca que se trata de un alimento indispensable para el desarrollo integral de la humanidad. Lo cual aplica tanto para la materia prima como para cada uno de los productos elaborados con la misma.
En un contexto de inseguridad alimentaria, en el que los productores agrícolas se enfrentan a la demanda de una población mundial en estado de constante crecimiento, el desarrollo de cultivos optimizados se vuelve una necesidad.
La crisis climática también influye: el aumento de las temperaturas, el estrés hídrico y las amenazas de plagas y enfermedades son otros factores que afectan la producción.
El trigo y la biotecnología vuelven a depender el uno del otro, esta vez de la mano de las técnicas de ingeniería genética. El objetivo es lograr una agricultura más sostenible que garantice un mayor rendimiento de las campañas y una expansión de los cultivos en un contexto de necesidad y urgencia.