¿Qué es el maíz transgénico?
Por producción y consumo, el maíz es uno de los cultivos más destacados del mundo. El Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio) expresa que el 98% del total que se siembra en el país es de tipo transgénico.
Se conoce como maíz transgénico a toda variedad del cultivo que recibe genes de otras plantas o microorganismos mediante técnicas de ingeniería genética. En Argentina, el maíz Bt es el modelo más conocido de todos y se caracteriza por su resistencia a distintos tipos de insectos. La clave se encuentra en la bacteria Bacillus thuringiensis, que produce proteínas tóxicas para las plagas.
Un cultivo con historia
Hace más de 25 años que el maíz que se consume en Argentina es transgénico. Y casi en su totalidad: en un 98%, de acuerdo con el Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología (ArgenBio).
El maíz transgénico tiene su origen en la necesidad de hacer frente a determinadas circunstancias que afectan la calidad del cultivo y su rendimiento. Y la existencia de plagas de insectos es una de ellas.
Este OGM (Organismo Genéticamente Modificado) fue desarrollado con el fin de optimizar el cultivo sin depender del uso de insecticidas tal como ocurría antes. En consecuencia, no solo brinda una producción más eficaz, sino que también resulta favorable para el medioambiente.
También es seguro para el consumo humano y animal. Al haber un menor daño en los granos, se reducen las posibilidades de que aparezcan los hongos que producen micotoxinas.
La importancia de la ciencia
La resistencia a las plagas de insectos se logró gracias a técnicas de ingeniería genética, similares a las que Raquel Chan y su equipo de científicos utilizaron para el desarrollo de la tecnología HB4.
En el caso del trigo y la soja HB4, se implantó un gen proveniente del girasol. Se trata del HaHB-4, que es el que le da a la planta su característica tolerancia al estrés hídrico.
El maíz transgénico, por su parte, recibe los genes que lo modifican de parte del organismo Bacillus thuringiensis, una bacteria que aporta la resistencia a plagas de insectos. Por este motivo, el cultivo también es conocido con el nombre de maíz Bt.
El maíz se defiende solo
Previo al desarrollo del maíz Bt, las variedades convencionales del cultivo, es decir las no transgénicas, dependían de la aplicación de insecticidas para ahuyentar las plagas y lograr así producciones óptimas.
Los genes provenientes de la bacteria Bacillus thuringiensis hacen que, ahora, el maíz no necesite de insecticidas, ya que la planta produce proteínas de estas características.
La bacteria en cuestión es conocida por producir proteínas que son tóxicas para determinados tipos de insectos plaga.
Gracias a las técnicas de ingeniería genética, las proteínas se encuentran presentes en los tejidos del maíz transgénico. Cuando las larvas buscan alimentarse a través de la planta, ingieren el componente tóxico y mueren sin dañar los granos.
Los insectos que constituyen una amenaza para el maíz, los que forman las principales plagas, son del tipo lepidópteros. Algunos de ellos son el barrenador del tallo, el gusano cogollero y la oruga de la espiga.
Del maíz Bt a la tecnología HB4
El resistente a los insectos no es el único tipo de maíz transgénico que existe en Argentina. Tampoco es de los que más historia tiene en el país: la soja y el algodón presentan sus variedades y casi el 100% de sus producciones son a partir de OGMs.
Son de las primeras pruebas de lo que la biotecnología puede aportar en materia de cultivos. También de cómo esta disciplina científica puede ayudar al mundo de la producción agrícola a hacer frente a circunstancias propias del medioambiente.
La tecnología HB4 es otro de los ejemplos. Uno de los más recientes y resonantes, tanto por la dimensión del logro científico como por el alcance que tiene a nivel mundial.
El trigo y la soja HB4 fueron desarrollados con el objetivo de combatir el estrés hídrico. Permiten obtener cultivos de calidad y en cantidad aún en contextos de sequías y altos niveles de salinidad en los suelos.
Al igual que el maíz transgénico, funcionan como una garantía para el productor y también para el consumidor, al asegurar el abastecimiento de alimentos en un contexto de creciente demanda.